¡Ven Señor Jesús!
Así como aclamaban los primeros cristianos, que esperaban tu inminente venida.
¡Ven a instaurar tu Reino!
En este mundo descreido, en sociedades que explotan y asfixian al pobre, en familias que maltratan, en cristianos que somos antitestimonio, en corazones que no nos abrimos completamente a tu Espíritu.
¡Envía tu Espíritu, Señor!
Ese que Dios da a los que le obedecen; enséñame Señor a obedecerte a ti antes que a los respetos humanos, a recibirte, creer en tu Palabra y confesarte con mi vida.
¡Entra en mi corazón!
Y con la fuerza del Espíritu, con la confianza de que si te invoco, me escuchas, en el altar de mi corazón quiero comulgar con tu cuerpo y sangre, con mis hermanos y con toda la creación, amén.
Que el Señor te conceda su paz y bien, así sea.
Fray Maseo.
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Que el Señor te conceda su paz.