Jesús ¿dónde estás?
En mi camino, mi proyecto de vida, mi proceso de seguimiento a tus huellas, de pronto no te vi más.
Pensaba equivocadamente que ya no estabas, que tú, quién esperaba fueras mi libertador, de pronto ya no se te podía encontrar.
Jesús ¿eres tú?
Escucho con frecuencia tus palabras, leo las Escrituras esperando encontrar allí respuestas, pero como el eunuco, no encuentro quién me las explique.
¡Eres tú Señor!
En la orilla del lago, cuando no pescó nada; en Galilea, donde me viste y me llamaste y dónde ya no volví más; en las mujeres, cuando me hablan de ti y no creo... en el camino, donde me enciendes el corazón con tus palabras.
¡Quédate Señor, porque ya oscurece, porque te necesito!
Parte tu pan y alimenta nuestro corazón sediento. Que bueno es ser tu discípulo, Señor Jesús, porque vas a buscarme cuando pienso huir de mi lugar, de mi misión y de mi rol.
¡Te conocí Señor al partir el pan!
Tantas veces, y ahora, no pudiendo comulgar, sólo quédate en mi corazón, donde el eco de tus palabras no es otra cosa que la efusión de tu Espíritu, amén.
Feliz domingo, paz y bien en el Señor, así sea.
Fray Maseo.
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Que el Señor te conceda su paz.