Quiero ser como niño

Maestro bueno,
Gracias por suscitar en mi corazón cada día el darte gracias: Gracias Jesús.
En la oscuridad de mis noches, en lo escondido de mis pensamientos, en la sombras de mi pecado, cuando nadie me ve, ahí estás tú; a ti acudo en la noche, en la intimidad, lejos de las habladurías de los que no creen en mi, ni en que salga adelante, ni en mis proyectos.
Aquí estoy Señor, para escuchar tus palabras de vida. A veces me afano tanto por ser tu apóstol, ir a muchos y convertir multitudes como Pedro en Jerusalén, pero se me olvida ser discípulo... escuchar y obedecer, mejor que hablar y mandar. Como Nicodemo, es mejor no revelar mi proyecto de seguirte, ni mis empresas personales, porque se burlan de mí y me señalan mis pecados y mi pasado. Pero aquí estoy Señor, en mi corazón hay un altar donde me acerco a comulgar espiritualmente con tu cuerpo y sangre, glorificados por el Espíritu que nos hace nacer de nuevo.
Contigo Señor, quiero morir y resucitar, quiero nacer de nuevo Señor, Amén.
Que el Señor te conceda su paz y bien, así sea.
Fray Maseo.

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