Me presento Señor ante tu presencia, porque madrugo y trasnocho por ti. Quiero vivir siempre en tu templo, como Samuel, y estar atento a lo que tienes para decirme.
Quiero ser tu discípulo, Jesús, vivir en tus enseñanzas, y no buscándote por milagros o intereses egoístas, quiero obedecer tu mandato de amor y perdón, y entregar mi vida sirviéndote, como el diácono Esteban.
Que yo te busqué Señor, y no me conforme con tu ausencia, me iré mar adentro, con la confianza de que irás a mi encuentro, me salvarás de la tormenta. No tengo miedo Señor, si vas conmigo. Y si temo, reclinaré mi cabeza en tu pecho, y hallaré en tu corazón la paz.
Que el Señor te conceda su paz y bien, así sea.
Fray Maseo.
Comentarios
Publicar un comentario
Que el Señor te conceda su paz.