Tengo fe y no tengo miedo

Jesus, mi Sumo Bien:
En tu palabra encuentro señales y signos de tu misericordia, que viene sobre mi. Gracias por este signo tan precioso del agua, que San Francisco de Asís llamaba "hermana". En las Escrituras el agua es signo de vida, como los ríos, en uno de los cuales recibiste la efusión de tu Espíritu; pero también son signo de confusión, muerte, desolación, como en el lago o el mar, de dónde muchas veces he salido sin nada de pescado, desanimado.
Hoy Señor, como muchas otras veces, voy solo por este mar, que se va encrespando por la tormenta de mis propias preocupaciones. Si Señor, a veces puedo ser demasiado negativo, pesimista y derrotista; a veces olvido que aunque no te vea en mi barca, no significa que no estés.
¡Gracias Señor! Porque me enseñas, no a engañarme con falsos positivismos y fantasías, sino a mirar las dificultades en su tamaño real, y a confiarme en tu protección y ayuda.
Hoy quiero que subas a mi barca ¡no tengo miedo! porque tú vas conmigo, tu cara y tu cayado me infunden aliento, amén.
Que el Señor te conceda su paz y bien, así sea.
Fray Maseo.

Comentarios