Asciende entre aclamaciones

¡Oh Señor!
Que asciendes entre aclamaciones, que vives eternamente en la gloria del Padre, envía tu Espíritu Santo, y con esta fuerza, permíteme ascender contigo, vivir en la glorificación de la creación y dejar atrás al hombre viejo, que vive en los afanes y tensiones del mundo, gobernado por el egoísmo y la soberbia.
Te reconozco como mi Señor, que está conmigo todos los días, para siempre, y como Francisco de Asís cuando ascendió al monte La Verna, quiero alabarte y bendecirte con alegría:

Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas.

Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres altísimo, tú eres rey omnipotente, tú, Padre santo, rey del cielo y de la tierra.

Tú eres trino y uno, Señor Dios de dioses, tú eres el bien, todo el bien, el sumo bien, Señor Dios vivo y verdadero.

Tú eres amor, caridad; tú eres sabiduría, tú eres humildad, tú eres paciencia, tú eres belleza, tú eres mansedumbre, tú eres seguridad, tú eres quietud, tú eres gozo, tú eres nuestra esperanza y alegría, tú eres justicia, tú eres templanza, tú eres toda nuestra riqueza a satisfacción.

Tú eres belleza, tú eres mansedumbre; tú eres protector, tú eres custodio y defensor nuestro; tú eres fortaleza, tú eres refrigerio.

Tú eres esperanza nuestra, tú eres fe nuestra, tú eres caridad nuestra, tú eres toda dulzura nuestra, tú eres vida eterna nuestra: Grande y admirable Señor, Dios omnipotente, misericordioso Salvador. Hágase, Amén, Amén.

Paz y Bien, en el día de la dedicación de la Basílica de San Francisco de Asís, día de nuestra Madre María Auxiliadora y de la Ascensión del Señor.

Fray Maseo


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