Santo Espíritu de Dios,
Que desde el inicio del mundo eres el aliento de vida, la fuerza poderosa del Dios de Israel, el fuego que enciende los corazones y la fuerza de Jesús que somete al espíritu del mal; ven a habitar en mi corazón.
Por la fe, tengo la certeza de que en mi alma, desde mi creación, está el sello de la Santísima Trinidad que me pensó, me llamó a la existencia, me ha resumido y santificado, y me sigue asistiendo como abogado y defensor ante el poder destructor del espíritu del mundo. En el Bautismo me has resucitado con Cristo, y cada día me inspiras el bien y la verdad.
Sigue derramando tu santa unción sobre mí, y sé en mi mente y corazón la fuerza de la voluntad del Padre, para que se haga realidad por sobre todos mis quereres.
Envía Señor tu Espíritu, y renovarás la faz de la tierra, amén.
Paz y Bien,
Fray Maseo.
Comentarios
Publicar un comentario
Que el Señor te conceda su paz.