Al mediodía, con el sol en la cumbre,
Cantamos y te exaltamos:
“¡laetare!” nos alegramos contigo
Donde tu luz nos alumbre
y en el desierto de noche caminamos
Donde tus brazos nos dan abrigo.
Cantamos y te exaltamos:
“¡laetare!” nos alegramos contigo
Donde tu luz nos alumbre
y en el desierto de noche caminamos
Donde tus brazos nos dan abrigo.
Por la hermosura de tu amor,
Descansamos, Padre mío, en tu pecho
Con el amor de Tu Hijo, el elegido.
Escuchando sus palabras con ardor
Nos levantamos del polvo, deshechos
Subimos junto a Él al monte escogido.
Y porque al contemplarte te amamos,
Y al estar contigo suspiramos de ensueño,
En tu Templo santo queremos renacer:
En tu cuerpo y por él nos alimentamos,
Contigo y por amor sufrimos desdeños
Con el propósito de contigo permanecer.
Y porque la lucha cotidiana es dura,
Y oasis hay en cada desierto, en justicia;
Porque la vista de la cima nos da templanza:
Vivir a tu lado es sentir tu frescura,
En el pecado, tu misericordia y tu caricia…
Cada día recibimos tu pan y tú nuestra confianza.
Amén.

Descansamos, Padre mío, en tu pecho
Con el amor de Tu Hijo, el elegido.
Escuchando sus palabras con ardor
Nos levantamos del polvo, deshechos
Subimos junto a Él al monte escogido.
Y porque al contemplarte te amamos,
Y al estar contigo suspiramos de ensueño,
En tu Templo santo queremos renacer:
En tu cuerpo y por él nos alimentamos,
Contigo y por amor sufrimos desdeños
Con el propósito de contigo permanecer.
Y porque la lucha cotidiana es dura,
Y oasis hay en cada desierto, en justicia;
Porque la vista de la cima nos da templanza:
Vivir a tu lado es sentir tu frescura,
En el pecado, tu misericordia y tu caricia…
Cada día recibimos tu pan y tú nuestra confianza.
Amén.

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Que el Señor te conceda su paz.