Junto al pan y el vino, acepta Señor: nuestra fragilidad necesitada de ti, nuestro cansancio de luchar contra nuestro egoísmo y nuestros vicios… nuestro afán de ser nuestros propios salvadores.
Junto a la mesa de tu comida queremos permanecer, escuchando tus palabras que nos hacen arder el corazón.
Danos vigor con tu pan, para vencernos a nosotros mismos cada día.
Danos alegría al beber tu vino, y así desterrar el pesimismo, la tristeza y esa sensación de huérfanos en este mundo.
En esta cena de entrega, solo quiero cantar tus misericordias. Amén.
Junto a la mesa de tu comida queremos permanecer, escuchando tus palabras que nos hacen arder el corazón.
Danos vigor con tu pan, para vencernos a nosotros mismos cada día.
Danos alegría al beber tu vino, y así desterrar el pesimismo, la tristeza y esa sensación de huérfanos en este mundo.
En esta cena de entrega, solo quiero cantar tus misericordias. Amén.

Comentarios
Publicar un comentario
Que el Señor te conceda su paz.