Conozco mi lugar.

Conozco mi lugar, aunque a veces lo olvido: tú eres mi Dios y yo soy tu hijo; tu hija querida.

Es a ti a quien sigo y no al contrario, es tu voluntad a la cual me conformo... es tu saber el que me sobrepasa.

Tú eres mi Padre y sabes lo que es mejor para mí. No seré yo quien te construya una casa o te diga en dónde y cómo habitar; tú me enseñarás como ser hermano de mis hermanos y a corresponder tu fidelidad con gratitud.

Recordar que soy hijo del Padre del cielo me traerá de vuelta la paz y la confianza en las dificultades.


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