Creo, Señor Jesús, con una convicción nacida de la fe, que no estoy en este mundo por casualidad. Creo que fui llamado a existir para cumplir una misión; una que me haría feliz y ayudaría a ser plenamente felices a los demás.
Me has constituido cabeza de esa misión, sea en mi propia familia, proyecto, empresa, servicio o simplemente cabeza de mi propia vida. Me has ungido, es decir, me has transmitido tu mismo Espíritu para poder llevarla a cabo.
Ya que tú eres el verdadero Maestro, enséñame:
a descubrir el sentido de mi vida,
a conocer mi verdadera vocación,
a cumplir diligentemente mi misión
y a ayudar a otros a conocer su propia llamada.
Comentarios
Publicar un comentario
Que el Señor te conceda su paz.