Enséñame a pastorear.

Enséñame a cuidar aquello que me diste como don y a aquellos que encomendaste a mi cuidado.
Enséñame a cuidar de mí mismo y a administrar correctamente mi vida, dándole sentido en tu voluntad.
Ayúdame a gestionar con prudencia el tiempo y a valorarlo como el regalo más precioso que me concedes. Aleja de mí a los enemigos del tiempo: el pesimismo, la autocompasión y la pereza.
Recuérdame el valor del descanso, la acción de gracias cotidiana y la plegaria humilde como un hábito querido por ti para mi vida.
Ordena en tu paz mis pensamientos, derrama tu misericordia sobre mis pecados y protege con tu bendición a todos los míos.
Guárdame, Buen Pastor, como parte de tu rebaño y haz de mí un pastor que conduzca a otros hacia ti.

Comentarios