Cuando, guiado por la fe de mis padres, cercanos o incluso desconocidos, me presenté al pie de la fuente del bautismo, pusiste en mi corazón los cimientos de un maravilloso templo construido por ti mismo para ser alabado.
¡Qué hermosa es la vocación de adorador perpetuo de Dios! No la reservaste solo para monjes y religiosas. En cada uno de nosotros, tus hijos e hijas, has constituido tu altar. Renueva en mi corazón, Señor, la misión de ser adorador en espíritu y en verdad. Eleva constantemente mi espíritu a tu divina presencia y haz que mis ojos te puedan contemplar vivo y presente en mis hermanos y hermanas.
Has venido al mundo en tu encarnación y, por medio del Espíritu Santo, habitas en nosotros, templos vivos de tu amor. Limpia esta casa de todo aquello que le quita su pureza y frescura, haciendo estorbosa la vivencia alegre de mi vida como creyente y servidor de todos. Ven a habitar mi casa, y aunque no soy digno de que entres en ella, basta una sola palabra para que ella y aún la faz de la tierra entera sean renovadas, porque tú haces nuevas todas las cosas.
¡Qué hermosa es la vocación de adorador perpetuo de Dios! No la reservaste solo para monjes y religiosas. En cada uno de nosotros, tus hijos e hijas, has constituido tu altar. Renueva en mi corazón, Señor, la misión de ser adorador en espíritu y en verdad. Eleva constantemente mi espíritu a tu divina presencia y haz que mis ojos te puedan contemplar vivo y presente en mis hermanos y hermanas.
Has venido al mundo en tu encarnación y, por medio del Espíritu Santo, habitas en nosotros, templos vivos de tu amor. Limpia esta casa de todo aquello que le quita su pureza y frescura, haciendo estorbosa la vivencia alegre de mi vida como creyente y servidor de todos. Ven a habitar mi casa, y aunque no soy digno de que entres en ella, basta una sola palabra para que ella y aún la faz de la tierra entera sean renovadas, porque tú haces nuevas todas las cosas.
Comentarios
Publicar un comentario
Que el Señor te conceda su paz.