Ten valor.

Ciertamente, hay un tiempo para conocer la derrota y experimentar la caída, pero este tiempo no debe prolongarse para siempre. Ten valor y emprende sin miedo la aventura. Esta vida es nuestra única aventura. Has recibido del cielo el mismo Espíritu que poseyó a David, el rey; ese mismo Espíritu que colmó de sabiduría a Salomón y condujo al antiguo pueblo a la lucha por la unidad y la soberanía. La aventura de la vida no es para cobardes; pide al Señor la valentía para emprender el camino.

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