Los cristianos creemos y vivimos la espiritualidad de la paternidad divina. Al margen de otras creencias religiosas, nosotros creemos que el Dios que adoramos es nuestro Padre, porque así nos lo ha enseñado Jesús, nuestro Señor y Maestro. Al saber que este Señor y Maestro nuestro es esl verdadero Hijo de Dios, debemos entender que cuando nos enseña a orar diciendo «Padre nuestro...» nos está queriendo enseñar a ser hijos de Dios, tal como Él.
Creer que Dios es nuestro Padre no busca una finalidad de consuelo emocional o afectivo; es una manera de ser en un mundo huérfano, desesperanzado y en tinieblas. Por el mundo no andamos solos; tenemos un Padre en el cielo al cual acudir en todo momento.
Al finalizar cada jornada, ve a descansar tranquilo sabiendo que tienes un Padre amoroso que cuida tus trabajos y tu descanso.
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Que el Señor te conceda su paz.