El camino penitencial del cristiano (del cual la Cuaresma es imagen) viene acompañado de la más persistente de las tentaciones: relajar la radicalidad, dosificar la entrega, soltar la cruz del Señor, cambiarla por una carga más suave.
Si decimos que ser discípulo es decirle a Jesús «te seguiré a dondequiera que vayas» y este Jesús va a la cruz, se puede decir con toda seguridad que quien reniega de tomar la cruz no es verdadero discípulo de Jesús.
Los mandamientos no son cruz, ni tampoco los votos que uno hace (para el sacerdote el celibato no es cruz, como tampoco es cruz para el casado su cónyuge, sino todo lo contrario) porque la cruz no es otra cosa sino las contradicciones, persecuciones y sacrificios que asumimos como consecuencia de reconocernos como seguidores de Jesús.
La cruz que un cristiano acepta por ser discípulo es la persecución de los injustos, la incomprensión de familia y amigos, el odio del mundo, el ser objeto de burla por los sabiondos y ser ridiculizado por los esclavos del placer. La cruz es el precio que pagamos por caminar tras un Señor crucificado.
No confundas la cruz de Cristo, ni reniegues de ella si te llamas a ti mismo cristiano.
Si decimos que ser discípulo es decirle a Jesús «te seguiré a dondequiera que vayas» y este Jesús va a la cruz, se puede decir con toda seguridad que quien reniega de tomar la cruz no es verdadero discípulo de Jesús.
Los mandamientos no son cruz, ni tampoco los votos que uno hace (para el sacerdote el celibato no es cruz, como tampoco es cruz para el casado su cónyuge, sino todo lo contrario) porque la cruz no es otra cosa sino las contradicciones, persecuciones y sacrificios que asumimos como consecuencia de reconocernos como seguidores de Jesús.
La cruz que un cristiano acepta por ser discípulo es la persecución de los injustos, la incomprensión de familia y amigos, el odio del mundo, el ser objeto de burla por los sabiondos y ser ridiculizado por los esclavos del placer. La cruz es el precio que pagamos por caminar tras un Señor crucificado.
No confundas la cruz de Cristo, ni reniegues de ella si te llamas a ti mismo cristiano.
Comentarios
Publicar un comentario
Que el Señor te conceda su paz.