El bautismo es un sacramento eminentemente pascual. Quien se bautiza, resucita: muere al hombre viejo sometido al pecado y se levanta como hombre nuevo en Cristo. Por la puerta del bautismo participamos de la Pascua de Cristo, del mundo al Padre, por lo que podemos decir con propiedad que el bautismo nos trae la salvación porque nos hace cristianos. Y sin bautismo no hay salvación.
Y si somos conscientes de esta verdad, debemos incluir este don dentro de las cosas por las que diariamente agradecemos, tal como una antigua oración de ofrecimiento, que se acostumbraba hacer al despertar por la mañana: «te doy gracias, Dios mío, por haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado la vida».
Y si somos conscientes de esta verdad, debemos incluir este don dentro de las cosas por las que diariamente agradecemos, tal como una antigua oración de ofrecimiento, que se acostumbraba hacer al despertar por la mañana: «te doy gracias, Dios mío, por haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado la vida».
Comentarios
Publicar un comentario
Que el Señor te conceda su paz.