Un cristiano que no medita, ¿realmente vive como cristiano?
Presta atención al proverbio que dice: «Guarda la prudencia y la reflexión, no se aparten nunca de tus ojos; serán vida para tu alma y adorno para tu cuello. Así irás tranquilo por tu camino y no tropezará tu pie» (Prov 3, 21-23). La meditación cristiana, a diferencia de otras formas de meditación espiritual, no busca «vaciar» la mente o dejarla «en blanco» para encontrar la paz, pues no pretende la huida del mundo; meditamos para llenar todo (mente, corazón, palabras y acciones) de Dios, colmando de sus palabras divinas todos los rincones de la existencia. El cristiano piensa en Dios y sus misterios (el primer significado de «meditar») no solo en el templo, sino que ilumina y busca sembrar su Reino en todo tiempo y lugar.
Presta atención al proverbio que dice: «Guarda la prudencia y la reflexión, no se aparten nunca de tus ojos; serán vida para tu alma y adorno para tu cuello. Así irás tranquilo por tu camino y no tropezará tu pie» (Prov 3, 21-23). La meditación cristiana, a diferencia de otras formas de meditación espiritual, no busca «vaciar» la mente o dejarla «en blanco» para encontrar la paz, pues no pretende la huida del mundo; meditamos para llenar todo (mente, corazón, palabras y acciones) de Dios, colmando de sus palabras divinas todos los rincones de la existencia. El cristiano piensa en Dios y sus misterios (el primer significado de «meditar») no solo en el templo, sino que ilumina y busca sembrar su Reino en todo tiempo y lugar.
Comentarios
Publicar un comentario
Que el Señor te conceda su paz.