Tiempo para dejar ir.

Un hombre sabio sabe que, aunque la vida sea un solo camino hasta la muerte, existen tiempos para concluir ciertos recorridos: senderos por los cuales no se puede ya retornar. Concluir un viaje, una aventura o incluso un vínculo asegura el poder seguir adelante, ya que hay momentos, etapas y proyectos muy buenos que pueden malograrse por no saber darlos por terminados cuando es debido.
A su debido tiempo, conviene recordar las palabras de la Escritura:
«Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo:
Su tiempo el nacer, y su tiempo el morir; su tiempo el plantar, y su tiempo el arrancar lo plantado.
Su tiempo el matar, y su tiempo el sanar; su tiempo el destruir, y su tiempo el edificar.
Su tiempo el llorar, y su tiempo el reír; su tiempo el lamentarse, y su tiempo el danzar.
Su tiempo el lanzar piedras, y su tiempo el recogerlas; su tiempo el abrazarse, y su tiempo el separarse.
Su tiempo el buscar, y su tiempo el perder; su tiempo el guardar, y su tiempo el tirar.
Su tiempo el rasgar, y su tiempo el coser; su tiempo el callar, y su tiempo el hablar.
Su tiempo el amar, y su tiempo el odiar; su tiempo la guerra, y su tiempo la paz.» (Ecl 3, 1-8)


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