Dice un proverbio que solo se puede entender la ciencia de Dios y su sabiduría si se busca tal como se buscan los tesoros de oro y plata (Prov 2, 4-5), es decir, con constancia y dedicación. La sabiduría es el don de Dios que nos permite tomar buenas decisiones, abriendo nuestro entendimiento y permitiéndonos ver, en las cosas y las personas, más allá de lo aparente. Pide diariamente este don, para que sepas apartarte del mal; porque todos saben de sobra qué es lo bueno y lo malo, pero pocos distinguen con inteligencia cuando estas dos realidades se confunden en la oscuridad del corazón. Pedir sabiduría todos los días también aleja la tentación de la autosuficiencia, recordando, como dice el Apóstol, que es Dios quien nos presta la vida cada día (St 4,15).
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Que el Señor te conceda su paz.