Contra la alegría inconstante

Si la alegría espiritual es un fruto, ¿cuál es la semilla? Sin duda, esa semilla es la palabra de Dios. Para distinguir si la alegría es auténtica o no, conviene recordar aquella parábola del Maestro sobre la semilla que cae en un pedregal: «donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron... es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumbe enseguida» (Mt 13, 5-6. 20-21).

La alegría espiritual proviene de meditar con constancia las palabras de vida que provienen de Dios. Para ello, se requiere perseverancia, más allá de emociones pasajeras y buenos propósitos estériles.


Comentarios