Discernir el edificio.

Dice Santo Tomás que «es mejor andar por el camino, aunque sea cojeando, que caminar rápidamente fuera de camino. Porque el que va cojeando por el camino, aunque adelante poco, se va acercando al término; pero el que anda fuera del camino, cuanto más corre, tanto más se va alejando del término». De este modo, la tentación del discípulo que camina se puede presentar en forma de desesperación: deseos de éxito inmediato, impaciencia ante las dificultades y pesimismo ante las caídas. Un edificio con cimientos sólidos, aunque se construya gradualmente, es más fiable que uno levantado apresuradamente y sin cuidado.


Comentarios