Una palabra más sobre la paz interior: esta no se consigue y se conserva "a pesar" de las dificultades de la vida, sino muchas veces a partir de ellas. En nuestra naturaleza está inscrito que un mayor gozo se alcanza luego de grandes esfuerzos. Del mismo modo, la verdadera paz espiritual sabe alegrarse precisamente de las tribulaciones y sufrimientos por causa del Señor (Hch 5,41), teniendo presente que «el que persevere hasta el fin, ése se salvará» (Mt 24,13).
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Que el Señor te conceda su paz.