Cantico de las creaturas I


«Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria, el honor y toda bendición.»

Porque, en primer lugar, eres el Padre, creador de todo lo que existe:
todo lo hiciste por amor,
no como el arquitecto o el constructor,
ni como un obrero que piensa en el salario;
todo lo engendraste con amor de Padre, soñando con una gran obra
pensada, amada y destinada a la armonía gloriosa.

Todo lo hiciste bien, porque tú eres el fundamento de todo lo bueno.
En todo hubo amor, porque tú eres amor, y solamente amor.
Y todas las criaturas que forjaste con poder fueron destinadas a estar unidas,
con lazos de fraternidad unas con otras,
como quienes comparten un único origen, una misma vocación y un mismo destino.

«A ti solo, Altísimo, corresponde nuestra alabanza,
y ningún hombre es digno de hacer de ti mención»,
ya que ninguna palabra alcanza, ni ningún lenguaje es suficiente
para expresar la totalidad de tu nombre, para el cual no basta ningún alfabeto.

Porque aun lo que en este mundo podemos enaltecer como lo más puro,
lo más noble o lo más excelso, nunca podrá servir de ejemplo comparable
a la altitud de tu bondad,
a la excelencia de tu poder,
a la medida de tu ternura y amor.

Bendito seas, Señor. Alabado seas. Glorificado seas.
Te damos gracias y te servimos con humildad.
Amén.

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