Cántico de las creaturas VII

«Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor
y soportan enfermedad y tribulación.
Bienaventurados aquellos que las soportan en paz,
porque por ti, Altísimo, coronados serán».

Alabado seas, Señor Jesús, porque en el misterio de tu pasión y muerte escondiste la puerta de la salvación del mundo: la cruz que se abraza con amor.

Tú no amas el sufrimiento como un fin,
ni te complaces en el dolor humano.
Tú lo tomas y lo transformas:
ya no es más estéril, sino fructífero.
Ahora es un camino lícito hacia la gloria.

Alabado seas, Cristo sufriente,
porque por tu paciencia esperas nuestra conversión;
por tu entrega, nos llamas a entregarnos;
por tu amor, nos mandas amar con locura;
por tus heridas somos sanados.

Bendito seas, Jesús que sufre,
porque nos das la perfecta alegría
por la paz que se conserva en la dificultad.
Porque, aun en la tormenta,
te puedo alabar en verdad.

Glorificado seas, Dios con nosotros,
porque nunca estás lejos del que sufre;
el abatido nunca está solo:
en la tempestad del mar tú vas en nuestra barca.

Gracias, Divino Maestro,
porque nos enseñas con el ejemplo
que el camino de la plenitud es el madero de la cruz:
muriendo nacemos a la vida eterna.

Bendito, alabado y glorificado seas, Señor.
Te damos gracias y te servimos con humildad.
Amén.

Comentarios